Las plataformas perfectas para jugar son las consolas, máquinas cuyos recursos están dedicados por entero al procesamiento de gráficos 3D. Pero jugar con un PC también es viable, sobre todo si el sistema dispone del hardware adecuado.
Los problemas empiezan cuando al uso lúdico se le suma el cotidiano. La instalación de cada vez más programas y servicios residentes en memoria acaba por afectar negativamente la velocidad y estabilidad del equipo.
Existen utilidades que prometen aumentar el rendimiento de los juegos a través de la desfragmentación de la memoria o el apagado de servicios. En ordenadores optimizados, su efecto es apenas perceptible. He ahí, entonces, la duda acuciante: ¿realmente son útiles?
Para comprobarlo, llevamos a cabo una prueba sencilla con 3dMark 06, una edición antigua -aunque todavía en uso- del programa de medición de rendimiento de Futuremark. 3dMark ejecuta una batería de pruebas gráficas en rápida sucesión, midiendo los fotogramas por segundo y arrojando una puntuación final.
Ejecutamos 3dMark 06 en un portátil modesto, un Acer con procesador Intel Core Duo P8400 a 2,26GHz, 3GB de memoria, tarjeta gráfica Nvidia GeForce 9600GT M con 512MB de VRAM y Windows Vista Home SP2 como sistema operativo.
Acto seguido, volvimos a repetir el benchmark tras usar Game Booster y Game Fire, los dos aceleradores para juegos más conocidos. Ambos efectúan operaciones consideradas como beneficiosas por parte de los jugadores más veteranos: desfragmentar la memoria, cerrar procesos en segundo plano, desactivar Aero, etcétera.
Se trata, por supuesto, de maniobras que se pueden realizar manualmente, pero que llevan más de quince minutos para ser aplicadas y un tiempo aún mayor para ser revertidas; Game Booster y Game Fire (o el modo Turbo de TuneUp) las llevan a cabo en pocos segundos. Es la principal ventaja de este tipo de programas.
¿Cuáles fueron los resultados? Veamos la tabla:
La mejora, unos 30 puntos más en el total 3dMark, fue nimia. Las pruebas se lanzaron en secuencia en un ordenador optimizado y con los controladores al día, con una ejecución sin optimizar al principio y al final. A pesar de las limitaciones de un estudio tan rápido, pudimos comprobar que el tan pregonado aumento de fotogramas, aun siendo real, fue muy leve.
¿Podemos decir que este tipo de utilidades es inútil? En ordenadores potentes y optimizados, sí. Por otro lado, desactivar servicios, desfragmentar los archivos de un juego y cerrar programas conflictivos (operaciones, todas ellas, de sentido común) son una gran ayuda en equipos anticuados y sobrecargados de programas residentes.