La siesta es una tradición muy arraigada en los países latinos, tanto así que la palabra “siesta” se ha convertido casi en el término universal para referirse al sueño tras el mediodía, ojalá bajo la sombra de un árbol.
Pero eso no quiere decir que seamos flojos. Según un estudio dado a conocer hoy, la siesta permite despejar la mente y dejarla lista para ser más eficiente después.
Durante el sueño, la información que está acumulada en tu cerebro en la zona de memoria de corto plazo se traslada al “disco duro” – la memoria de largo plazo. Así, dejas libre la memoria de corto plazo para procesar nuevas informaciones y limpias tu mente, permitiendo aceptar nuevas experiencias.
Matthew Walker, a cargo del estudio de la Universidad de California, afirmó que “no sólo es importante dormir después de estudiar, sino que es crítico dormir antes”.
El estudio
Durante la investigación se le pidió a 39 jóvenes realizar distintas tareas relacionadas con el aprendizaje. Un grupo debía dormir 90 minutos de siesta mientras el otro debía permanecer despierto. Luego, ambos grupos debían hacer tareas. Y resultó que los que se quedaron despiertos tenían un rendimiento mucho peor que la gente que durmió siesta.
Una medición de la actividad cerebral de las personas que durmieron reveló que durante la etapa 2 del sueño que no es REM, se “borró el caché” de los durmientes. El estudio explicaría también para qué sirve esta etapa 2 del sueño no-REM, en la que los humanos pasan la mitad del tiempo que duermen.
La etapa REM es importante para el pensamiento más complejo, permitiendo hacer conexiones y asociaciones entre datos que a primera vista no parecen relacionados.
Un argumento más a favor del reposo post-almuerzo, que ojalá alguna vez los profesores y las oficinas tomaran en cuenta.
Link: Naps Clear Brain’s Inbox, Improve Learning (National Geographic)