El tiempo es una dimensión misteriosa que los físicos han investigado bastante pero que a la gente como yo sigue causándoles confusiones. Y es que según los últimos experimentos, el tiempo pasa más rápido si es que subes escaleras, y más lento si vas en un auto superrápido. Así que si tu plan es mantenerte joven, aléjate de las escaleras y dedícate a manejar autos de carrera.
¿De qué estoy hablando? Pues bien, científicos del National Institute of Standards and Technology (NIST) en Estados Unidos probaron que la dilatación del tiempo – un fenómeno predicho por las teorías de relatividad de Einstein, en las que el tiempo corre más rápido o más lento dependiendo de la velocidad y gravedad del objeto – sucede en el día a día de una persona.
Así, cosas como subir una escalera o manejar una bicicleta pueden tener efecto en el tiempo.
Hemos demostrado con nuestros relojes increíblemente exactos que con cosas como subir un escalón o dos podemos observar los efectos de la dilatación del tiempo”, dijo James Chou, co-autor del artículo que explica este descubrimiento en la revista Science.
Aunque los efectos están allí, son tan mínimos que las personas no se dan cuenta en el día a día, dice Chou.
El efecto de la dilatación del tiempo es uno de los más famosos en las teorías de Einstein. En la televisión, el ejemplo clásico es el de un grupo de astronautas que es lanzado al espacio casi a la velocidad de la luz, y luego cuando regresan a la Tierra siguen jóvenes, aún cuando en nuestro planeta han pasado muchos años (como en el Planeta de los Simios por ejemplo).
La idea es que si viajas a la velocidad de la luz, el tiempo se detiene y no pasa en absoluto.
El «pequeño» reloj que se fue sobre un jet
El efecto fue planteado por Albert Einstein pero no se probó hasta muchos años después. Una de las demostraciones más famosas ocurrió en 1971, cuando científicos pusieron relojes atómicos en jets comerciales y los hicieron volar alrededor del mundo. Cuando el avión aterrizó, la hora en el reloj del avión y el reloj que estaba en Tierra era distinta. Esto probó que la dilatación del tiempo de veras ocurre.
Lo interesante ahora, es que esta dilatación se puede medir en distancias muy pequeñas, con relojes mucho más precisos, en tareas cotidianas.
En el primer experimento, los científicos pusieron un reloj a una altura de 50 centímetros para probar el efecto de la gravedad sobre el flujo del tiempo. En el segundo experimento, hicieron que uno de los relojes oscilara a alta velocidad, mientras el otro se movía más lento.
En ambos experimentos, el flujo del tiempo fue diferente. El tiempo fue más rápido en el reloj que estaba más arriba, y más lento en el de abajo. En el segundo caso, el tiempo fluyó más lento para el reloj que iba más rápido.
La diferencia en los relojes fue muy pequeña, pero significativa considerando que el ejercicio era reducido. Para poner el asunto en cifras, si dos personas vivieran 79 años, una 50 cm más arriba que la otra toda su vida, la diferencia de edad alcanzaría la 83ª parte de un segundo.
¿Qué tal si la diferencia fuera el altiplano y el nivel del mar? Probablemente la diferencia no alcanzaría a ser un segundo, dice Chou. Más o menos lo mismo ocurre con la velocidad, donde incluso a velocidades tan bajas como 4 metros por segundo se encontraron diferencias (pequeñas, pero hay).
Así que ya sabes una fórmula para mantenerse joven: ¡salir a correr en terrenos bajos!
Links:
– Time warps an everyday occurrence (Discovery News)
– Ultra-accurate clocks prove time moves faster at your face than your feet (io9)