La idea es sencilla: en vez de tener que teclear un código alfanumérico a los usuarios se les muestra un mapa. Pueden moverlo y hacer zoom al estilo Google Maps, y cuando hacen clic en el lugar secreto que han elegido, son las coordenadas de dicho sitio las que se utilizan como contraseña. Los investigadores calculan que con unos diez dígitos que representen la latitud y otros diez para la longitud el sistema tendría una fortaleza de unos 20 dígitos, mucho más que los cuatro convencionales que se usan en las tarjetas de crédito o los 6-8 que suelen ser habituales en las contraseñas de Internet.
Este sistema además evitaría uno de los problemas actuales que es el software malicioso que los ladrones de contraseñas instalan en algunos ordenadores para robar contraseñas. Como no hay que teclear nada, no pueden capturar la secuencia del teclado. Y como el mapa puede desplazarse y ampliarse, de poco sirve también grabar la posición del ratón en la que se hace clic: las coordenadas exactas podrían estar en cualquier parte.
Los usuarios sólo tendrían que memorizar en el mapa algún lugar que les parezca interesante o que conozcan y puedan encontrar fácilmente para usarlo a modo de contraseña. El sistema, no obstante, se enfrentaría a otros problemas: si la gente tiende a marcar únicamente lugares que conoce, eso aumentaría las probabilidades de que alguien «adivinara» su contraseña a base de pruebas; debido a que sólo sería fácil marcar zonas con formas reconocibles y características, muchos lugares del globo no podrían ser usados; y otro obstáculo sería un problema común y generalizado: mucha gente simplemente no es buena orientándose con los mapas.
Por todo esto los investigadores van a comenzar a hacer algunas pruebas en Internet para ver cómo responden los usuarios ante una implementación de la nueva idea como sistema de contraseñas real.
Fuente: La Información