Vim, el que es considerado como uno de los mejores editores de textos y del que soy fiel usuario desde la noche de los tiempos, ha cumplido veinte años. Podría ponerme en plan abuelo, recordando los duros principios, la sensación de abandonar a un amigo (vi) por otro (vim), su empinada curva de aprendizaje inicial y las tardes de gloria que tuvimos. Podía, incluso, sacar a relucir la lucha encarnizada con emacs y las tiras de Bilo y Nano. Pero no. No es el momento.
Porque este editor, Vim, todavía tiene grandes cosas que ofrecer y, aunque veterano, creo que es uno de esos programas que se han hecho imprescindibles para muchísima gente, yo incluido. Y si, como dice el tango, veinte años no es nada, le calculo otros veinte, mínimo.
vía: Two decades of excellence: Vim turns 20! (linux.com).