Reza el refrán que nada es gratis. Cuando descubrí WhatsApp por un amigo se me presentó como un sistema de comunicación impresionante, que permitía chatear con cualquier persona sin pagar un duro. Me dijeron que era multiplataforma y que iba a desterrar completamente a los SMS. Como ya tengo algunas horas de vuelo, mi primera reacción fue escéptica y con tintes desaprobadores, tras buscar un poquito por el mundo virtual lo que suponía en primera instancia se ha cumplido, WhatsApp es previsible.
Dicen en la página principal lo que sus usuarios cacarean: que no venden ni venderán nunca información personal de los usuarios, que es un sistema seguro y que es gratis usar WhatsApp. Pero la realidad (una vez más, suma y sigue) es muy diferente a como nos la pintan en la página oficial del proyecto. Tan solo os tenéis que pasar por las condiciones de uso de WhatsApp para comprender que las estupendas características tan solo es maquillaje rápido.
Especialmente revelador es el punto número 2 del legajo, en el cual se dice textualmente:
Estos términos de servicio se aplican a todos los usuarios de WhatsApp Service. La información de estado recogida por WhatsApp puede contener enlaces a sitios de terceros que no son controlados por WhatsApp. WhatsApp no tiene control ni asume las reponsabilidades por el contenido, las políticas de privacidad o las prácticas empresariales de los sitios de terceros. Además, WhatsApp no puede censurar ni restringir sitios de terceros. Usando WhatsApp reconoces y aceptas expresamente que WhatsApp no es responsable de ningún daño, reclamo o cualquier otra responsabilidad que surja del uso de la información por cualquier sitio web de terceros.
Es decir, que WhatsApp de inicio provee de información a empresas externas, y además se desvincula totalmente de las acciones que vayan a realizar ésas empresas con tu información personal. Básicamente, no es que vendan tu información personal, es que además de venderla te impiden realizar cualquier reclamación. Pero sigamos.
En el punto 3 se dice expresamente que es el dueño del teléfono la única persona que puede utilizar WhatsApp en el terminal, y que si alguna otra persona lo utiliza estará violando los términos de servicio.
Avanzamos dos párrafos y en el punto 5 se dice expresamente que se prohibe totalmente el análisis del funcionamiento de WhatsApp. Es decir, que no tienes derecho a saber cómo funciona un servicio que almacena información personal. Además se ponen muy pesados con la propiedad intelectual y se prohibe a los usuarios que escriban sobre marcas registradas, patentes o cualquier otro contenido protegido sin disponer de los derechos de autor. También se estipula que WhatsApp puede censurar libremente sin dar explicaciones de ningún tipo amparándose en la defensa contra la discriminación. Y algo bastante “gracioso” es que WhatsApp no garantiza que la identidad de la persona con la que estás hablando sea realmente quien dice ser. Pero el punto álgido de los términos de servicio viene en el punto 6, donde se resume todo lo anteriormente dicho:
Aceptas que tu uso de WhatsApp está bajo tu propio riesgo. Hasta el límite máximo permitido por la ley, WhatsApp, sus directivos, empleados y agentes renuncian a toda garantía, expresa o implícita, en relación con el servicio y el uso del mismo. WhatsApp no garantiza la precisión o integridad del contenido del servicio y no asume ninguna responsabilidad por cualquier (I) errores, fallos o imprecisiones en el contenido (II) lesiones personales o daños a la propiedad de cualquier naturaleza derivados del acceso y uso de los servicios (III) acceso no autorizado a los servidores y por tanto apropiación indebida de toda la información personal y financiera almacenada en ellos (IV) errores, virus, troyanos o cualquier malware que pueda ser transmitido por WhatsApp o por los terceros (V) cualquier error [han usado en tres ocasiones la palabra error, pero sigue siendo seguro] u omisión en cualquier contenido almacenado o pérdidas o daños de cualquier tipo provocadas como resultado de algún contenido posteado, emailed [no se me ocurría nada para sustituirlo], transmitido o hecho accesible via WhatsApp. WhatsApp no garantiza, avala o asume responsabilidades por cualquier producto o servicio ofrecido por terceros a través de su servicio [o sea, que sí venden la información] o cualquier sitio vinculado en pantalla a cualquier anuncio. WhatsApp no será parte ni responsable del monitoreo de ninguna transacción entre el usuario y un proveedor de terceros. Así como con la compra del producto o servicio por cualquier medio o en cualquier medio. Deberías decidir de forma juiciosa y cautelosa a la hora de usar este servicio por pura diversión.
La última frase del anterior párrafo creo que es reveladora; básicamente nos aconsejan que no utilicemos WhatsApp. Pero no todo ha acabado aquí, porque en el apartado dedicado exclusivamente a la privacidad nos encontramos con las joyas de la corona, en la que se especifican los logs que se generarán por utilizar el servicio, aparte de las típicas e intrusivas cookies:
Cuando utilizas WhatsApp nuestros servidores almacenarán cierta información que la aplicación cliente les envía cuando envías un mensaje o actualizas tu estado. Esta información es la dirección IP, tipo de navegador, idioma, URLs visitadas, plataforma utilizada, número de clicks, nombres de dominio, páginas de destino, páginas vistas y el orden de esas páginas, tiempo invertido en leer ésas páginas, día y hora de tus solicitudes, número de teléfono y el número de teléfono de tus conocidos.
Simplemente aterrador. Pero aún hay más, ya que lo más vergonzoso es que todos éstos datos se envían en texto plano, sin ningún tipo de codificación y con un sniffer sencillito es posible almacenar íntegramente todos los datos personales que el cliente envía al servidor. Además en el celular se generan varias bases de datos SQLite que almacenan toda la información por un tiempo infinito. Es decir, que gran parte de tu actividad con el terminal queda registrada en un base de datos que encima no tienes derecho a borrar, porque hacerlo supondría violar la propiedad intelectual de WhatsApp, con las sanciones que ello conlleva.
Utilizar WhatsApp es mucho más caro de lo que nos cuentan. El costo se externaliza y no se circunscribe a unos cuantos céntimos sino que lo pagas con tu libertad. Me podrás decir que lo hacen para mejorar el servicio que ofrecen al usuario, pero mejorar el servicio sería respetar al usuario y no engañarle. Pero la gente lo seguirá utilizando porque leerse éste artículo es un acto heroico y echar un vistazo al contrato que estás firmando es de kamikazes. Por ése comportamiento es previsible que WhatsApp haga lo que hace, porque privacidad para una persona “engañada” no significa ofrecer tanta información personal como para saber qué estás haciendo, cuándo, dónde y con quién; privacidad para una persona “engañada” significa un mal muy menor que asumir para poder utilizar el programa de telefonía que lo está petando, la red social que todos utilizan o el SO más rechulo del universo.
Resta decir que en éste artículo tan solo he explicado la punta del iceberg, porque lo que no vemos tiene que ser de aupa. Para acabar quería pasaros éste vídeo de Damon Horowitz, que lo disfrutéis:
Fuentes:
WhatsApp
SecurityByDefault